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Anna TV

SIETE

La Invitada de hoy es la invitada más especial: Julia, mi sobrina. Tiene nueve años y nos cuenta qué hizo el pasado lunes. Su diario lo podéis encontrar al final de todo.



Lunes 23 de marzo


14:21

No cualquier momento es bueno para morirse.

Mi perro se ha muerto en un mal momento. La veterinaria lo ha ido a buscar para llevárselo, mi padre no lo ha podido acompañar, tiene 78 años y es población de riesgo.

Mi perro y mi padre siempre están juntos. Ni Romeo y Julieta. Y hoy se han llevado a mi perro y mi padre no lo ha podido acompañar.

Creo que cuando me lo ha contado ha llorado un poco, porque de fondo escuchaba a mi madre que le preguntaba a mi padre que si estaba llorando, y luego le echaba bronca diciéndole que cada día se mueren muchos perros en el mundo, que no llorase. Mi madre es la leche.

Mi padre ahora está triste. En una situación normal mi sobrina lo podría ir a visitar, y su visita sería un bálsamo para él.

Mi madre me ha llamado para echarme bronca porque estoy llorando por el perro. Le he colgado el teléfono. Luego he visto que me estaba mandando un whatsapp. La he bloqueado.

A mi madre se le dan muy mal estas cosas. Mi bisabuela murió cuando yo tenía 8 años, cuando mi madre me dio la noticia, parecía que estuviera enfadada conmigo. Se le dan mal estas cosas.

Por lo menos hoy ha conseguido que dejara de llorar un rato. He pasado 5 minutos pensando más en ella que en mi perro.

Hoy me he levantado muy tarde. Cuando duermes parece como si los sentidos y lo que sientes estuviera adormecido.

No me quería levantar porque en la cama me daba un poco igual mi perro. Además, en mis sueños estaba vivo.

No me quería levantar porque si me levantaba, tenía que llamar a mi padre y escuchar algo que no quería escuchar.

Me he levantado tarde, me he tomado un café. Creo que he llorado medio dormida. Y he llorado nada más levantarme de la cama.

No he conseguido llamar a mi padre. No he podido.

Le he mandado un whatsapp a mi hermana para que me confirmara lo que no quería saber. Tenía la esperanza de que quizá se había recuperado.

Mi hermana me lo ha explicado por escrito. Por escrito es todo más fácil. Y me ha contado eso de que mi padre no ha podido acompañar al perro porque es población de riesgo (nuevas expresiones, bien aprehendidas). De todas formas creo que así ha sido mejor para mi padre, no pudiendo acompañar al perro.

Al cabo de un rato me ha llamado mi padre. Hemos conversado como hemos podido. Me ha dicho que mi perro se ha muerto de lo mismo que mi abuela paterna, pero con la diferencia de que al perro le hemos ahorrado meses de sufrimiento.

Qué mal momento para estar de cuarentena.

Justo ahora que empieza la primavera.

21:23

Al final no he hablado por video-llamada con Marc. Tenía la intención de hablar con él hoy, pero mejor no, hoy no es el día.

No tengo casi nada de comida en casa. Al mediodía he comido una pasta con un pesto de bote que sabía a limón. El aroma estaba logrado, pero lo que es el sabor…

Ahora ya se puede decir que en Berlín estamos confinados. La policía puede poner multas y hay que llevar un documento en el que ponga tu dirección. No sé cómo lo harán, porque aquí la mitad de la población está empadronada en una dirección que no es la suya. También he leído que está permitido visitar a la pareja, y eso ¿cómo se comprueba?

Lo que me tiene más alucinada de este encierro es que las horas pasan a una velocidad veloz. De repente ya son las nueve y media, en qué momento han sido las seis, y las siete. Y lo más increíble es que no he hecho nada.

Si se pudiese salir quedaría con alguien para tomar una cerveza. Quizá con Clo. Así calmaría un poco la tristeza.

Lo del confinamiento ha tomado otro cariz.

Lunes 23 de marzo, por Julia Heredia Taulés:




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