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SETENTA Y UNO

Actualizado: 31 may 2020

La Invitada de Hoy es Eva Frade, mi prima de Sabadell que vive en Mallorca y es, a su vez, sobrina de Angie, que también escribió en el diario de cuarentena. Eva relata su martes 26 de mayo.

Texto abajo: Eva

Texto arriba: Anna

Martes 26 de mayo

Vormittag

Hoy han sido muy amables conmigo en la consulta del médico. Cuando me ha abierto la puerta la recepcionista amable y me ha saludado con su amabilidad, he decidido que no iba a decir nada, como tenía pensado, sobre ayer, que me dijeron que podía ir a la consulta cuando no era cierto. Qué más dará.

El test ha dolido, me han metido previo aviso un palillo de esos como los que usa la gente para limpiarse las orejas pero en largo en la garganta bien profundo “ganz tief” me ha advertido la doctora y después otra vez “ganz tief” en cada agujero de la nariz. Me han salido dos lagrimitas, una por cada cavidad. Me he acordado de un capítulo del Cuatroriano en el que le hacían la prueba y he pensado que qué putada si esto te lo tienen que hacer a menudo.

Luego me ha dicho la doctora que el resultado me lo dan mañana (al final, Beni tenía razón, sólo un día). Tengo que llamar? He preguntado. Le llamaremos de la consulta, usted se queda en casa, sola. Ha remarcado lo de sola, para advertirme como ayer me advirtió que Benny no puede venir. “Darf nicht”.

Qué rabia me da, con lo cuidadosa que he sido y tengo que pillar fiebre cuando me invitan a una fiesta de cumpleaños.

De camino a casa me he acordado de las gotas que me ponían mis padres mis padres cuando era pequeña. Camisa de fuerza.

Nachmittag

Hoy, por fin, me he hecho un café turco, del que compré en el colmado de al lado del trabajo (qué barrio tan bonito). Me ha hecho pensar en el café griego que no llegué a tomar cuando estuve en Anafi. Lo servían en unas tazas que parecían ceniceros o, al menos, eso le parecieron a Iñaki, que cuando íbamos en barco de Atenas a Anafi, apagó un cigarro en la taza de café de una señora que se estaba tomando su café tranquilamente en la cafetería del barco. Tras el suceso la mujer agarró a Iñaki del brazo y ahí Iñaki se dio cuenta del fatal error que acababa de cometer y se disculpó y ofreció a comprar otro café para la señora, por suerte la señora vio la buena fe de Iñaki y entendió que fue un despiste. Y ni siquiera quiso aceptar el café de Iñaki, le dijo que no pasaba nada. Cómo nos reímos cuando vino a la cubierta del barco a contárnoslo a Marc y a mi.

El café turco no lo he terminado, porque parecía más que café, arena. Lo he tirado y me hecho un café de la cafetera italiana, como siempre.

Ayer cuando le dije a Marc por Whatsapp que hoy me hacían el test, me contestó “emoción”. La verdad que cuando la doctora ayer puso cara de alarma y se fue a buscar la mascarilla, también pensé que la situación era medio emocionante. Después ya no, cuando me tuve que poner la mascarilla y los guantes y me preguntó que dónde había tocado, eso ya fue más desagradable. Me sentí como una leprosa.

Este año no me hace tanta ilusión ver a los murciélagos volando por el patio al anochecer.

Abend

Tiene razón Raquel, sería mejor que me dijeran que da positivo, así ya lo he pasado, es un coronavirus leve y encima sé que lo he pasado. Giorgio ha añadido que sería una buena manera de terminar el diario “INFECTADA”.


Martes 26 de mayo, por Eva Frade:


DIARIO DE UNA CUARENTENA. Martes, 26 de mayo de 2020. Hoy me he despertado entre tarde y muy temprano. Mi hija ha decidido abrir los ojos antes de las 8am y, después de darle pecho, su padre y ella se han mudado al comedor a ver dibujos y desayunar. Así que he vuelto a cerrar los ojos hasta las 10am. En estos 72 días de cuarentena, nuestra vida ha cambiado mucho; estamos todos sin trabajo, lo que nos ha centrado en esas reparaciones del hogar, que siempre quedaban pendientes. Después de desayunar, ya sentada en el despacho con la puerta abierta, he empezado con la rutina diaria; ofertas de trabajo, cartas de presentación, estudios del máster online que estoy haciendo, todo ello con un ir y venir de la niña, mi pareja y suegros sobre comidas, ropa, pañales, etc. Xisco ha hecho la comida como siempre y, después de comer, el café y dejar la niña haciendo la siesta, me he arreglado para ir a Palma a una entrevista de trabajo. Hace pocos días que estamos en Fase 2 de la des-escalada, pero se nota la re-activación de los trabajos y los RRHH. En el centro, se vive la cuarentena de manera distinta; muchas mascarillas y mucha gente en la calle. Hago la entrevista, que dura una hora y media sin aire acondicionado y un sol de verano. Así que cuando acabo me decido ir a tomar una cervecita a una terraza y aprovechar para ver a las amigas que hace tiempo que no veo. Al final son dos Estrella Galicia, entre anécdotas de hospitales, encierro y vueltas a la normalidad. Comentamos la crispación política y lo lejos que está de la realidad de la gente. Son las 9pm y tengo que ir a preparar la cena a la niña. Cuando llego a casa, la nena ya esta en pijama y bañada y le preparo una sopa de pollo con fideos, que es lo que más le gusta del mundo. Vemos un poco de sus dibujos y pasamos a la rutina de dormirla; 2 turnos. Primero Xisco y los cuentos, después yo y la teta. Como no esta cansada, nos cuesta un poco y finalmente se acaba de dormir a eso de las 22.30h. Ahora aprovecho este tiempo que tengo para escribir este texto, mientras Xisco revisa el capitulo 6 de la última temporada de Juego de tronos. Después yo me pondré unos cuantos capítulos de Friends, que es de las pocas series que me alegran sin mucho pensar. A eso de las 00.30h nos metemos en la cama.

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