El invitado del miércoles 25 de marzo es Diego Delgado. Desde su casita situada en Berlín nos cuenta la súper aventura de ir al súper mercado.
Autor segundo texto: Diego
Autora primer texto: Anna
Que os divirtáis!
Miércoles 25 de marzo
15:41
Hoy me he levantado a una hora decente. Me he tomado un café con Beni. Mientras tomaba el café me he acordado del pelo de mi perro y me he aguantado las ganas de llorar. He mirado por la ventana para disimular, y he visto que el árbol de aquí delante está a punto de florecer.
En Berlín la primavera estalla: aparecen locales y tiendas que no habías visto antes y las calles se llenan de gente y de color. Este año Berlín no podrá estallar.
Beni se ha ido a trabajar (se ve que todavía se puede y en su oficina hay muy poca gente y no toca a nadie y lávate mucho las manos y ve con mucho cuidado). Yo me quedo en su casa, la mía estos días me parece un lugar frío e inhóspito.
Al mediodía ha entrado el sol por la ventana. Era una sensación muy agradable. Saber que él está conmigo.
Las ganas de llorar vienen y van. Tener la regla no ayuda. Mi pensamiento pasea todo el rato por la calle Aribau con Travessera de Gràcia, por Travessera de Gràcia con Alfons XII, por Tusset. Por allí viven mis padres.
Por ahora me veo obligada a dejar de escribir, porque cuando escribo, lloro. Y si lloro, necesito papel de váter para secarme las lágrimas y los mocos. Y no es plan.
19:29
Después de comer me he puesto a estudiar, pero mi capacidad de concentración ahora mismo es la de un simio borracho, así que lo he dejado de lado y me he puesto a cocinar unas croquetas de pollo.
La cebolla está en la sartén. He puesto el Cuarentena Fest y lo he quitado. Me he puesto Duke Ellington en YouTube.
Cada vez que leo las palabras "Duke Ellington" me viene mi padre a la cabeza, pronunciando el nombre de Duke Ellington, algo teatralizado y en voz alta, porque en mi recuerdo mi padre tiene la música a tope. Después de pronunciar el nombre, cuenta alguna anécdota: o sobre Duke Ellington, o sobre un recuerdo con mi madre asociado a una canción de Duke Ellington, o algo relacionado con los nazis, que no tienen nada que ver, pero él sabe cómo introducir el tema siempre, tiene obsesión.
Se me ha churrascado la cebolla. No se puede hacer dos cosas a la vez.
Miércoles 25 de marzo, por Diego Delgado:
Creo que me está pasando como a mi amigo Jordi, estoy perdiendo la noción de los días.
Hoy “miércoles”, me he despertado demasiado pronto, sobre las 7 de la mañana. Me he desvelado y no podía volver a dormir. Mi plan para hoy era salir a comprar.
-Patatas
-Cebolla
-Fruta
-Queso
-Pan
-Leche vegetal y de vaca
-Harina de fuerza y normal
-Azúcar
-Papel higiénico
-Tabacos y filtros
He estado en los tres supermercados que están relativamente cerca de mi casa. He encontrado todo menos papel higiénico. La verdad, que doy gracias que todos mis problemas puedan ser esos.
De vuelta a casa he pensado si tendría que lavar todo lo que he comprado, que al final ha sido bastante más de lo que tenía en la lista.
También pensar los pasos estratégicos al llegar a casa. Dejar las bolsas a la entrada del salón. Dejar llaves, el móvil y el tabaco en el mueble de la entrada, quitarme el abrigo, colgarlo, ir al baño, lavarme las manos, quitarme el pantalón y el jersey, y ponerme la ropa de casa. Volver al baño y desinfectar el móvil y el tabaco, lavarme las manos y finalmente colocar la compra. Al final he decidido no “desinfectar” lo que he comprado. La verdad es que no sé si estoy demasiado paranoico. Mi plan es poner en tuppers todo lo que pueda y, claro, si toco cualquier envase o envoltorio, seguidamente lavarme las manos. Creo que sí que lo estoy.
Además de trabajar al ordenador como todos los días, hoy he empezado a leer el libro Es fácil dejar de fumar si sabes cómo, lo había comprado hace un mes y creo que ahora es el momento perfecto para leerlo. A pesar de ser uno de esos libros de “auto-ayuda”, que siempre me han echado para atrás, creo que me puede funcionar.
Sobre las 6:30, Alberto y Martina me han hecho una video llamada. Después se ha unido Ismael. La verdad es que los echo de menos.