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Anna TV

DIECINUEVE

En la entrada del sábado de la tercera semana de cuarentena, Grete Ribé ocupa el lugar de la Invitada de Hoy. Grete nos cuenta desde Sitges cómo se vive el encierro a dos calles del mar. Todo un honor.

Texto arriba: Anna

Texto abajo: Grete

Sábado 4 de abril

Me levanto tarde, pero lo normal para un sábado. Es la hora a la que me levantaría un sábado cualquiera. Me ha despertado un whatsapp de Clo, me pregunta si hoy a las ocho quiero carretear online. Carretear es la palabra que usan los chilenos para decir que salen de fiesta, de juerga como diría mi padre. Siempre que escucho la palabra carretear me imagino a mucha gente en la calle bebiendo cerveza, arrastrando carros y con carretes de foto, muchos carretes de foto.

Le digo que sí que me apetece, pero que depende, ya que por la noche voy a casa de Beni y no sé si podré.

Desayuno café y zumo de naranja, cada día me gusta más el zumo de naranja.

Me paso un buen rato para organizar el diario de cuarentena, lo paso muy bien haciéndolo pero necesito muchas horas para ello.

Hablo con Santi Rivas, todavía no me ha pasado el texto, y eso que era para el martes. Tiene habilidad para desesperarme. No puedo seguir hablando con whatsapp con él y le hago video llamada, lo primero que me dice es “te estoy desesperando”, cómo lo sabe.

A media tarde me escribe Fino por whatsapp, que hoy a las 19h hacen bingo online y que le han dicho que quiero participar. Por supuesto. Se me acumulan las citas. Creo que dejaré la de Clo apartada por hoy. Lo del Bingo me tira mucho.

Otra vez, para jugar al bingo con esta gente tengo que bajarme un programa de video llamadas, creo que es el tercero que me bajo en pocos días. El tercero y el último.

Tengo que terminar lo del diario de la cuarentena de los últimos días, aunque a ver cuándo me pasa Santi su relato. Quiero acabar antes de ir a casa de Beni. Y tengo que llegar a casa de Beni a las 19 para poder jugar al Bingo.

No consigo terminar el diario. No importa, lo haré mientras juego al bingo.

Nada más llegar a casa de Beni, enciendo el ordenador y me conecto para el bingo, la cosa no es sencilla. Mi torpeza con la tecnología, qué cruz.

Siento que invado la casa de Beni: estoy en su cocina hablando con gente por el ordenador. No importa, él tiene que trabajar.

El juego empieza, ni en broma voy a poder hacer lo del diario ahora. Decido hacerlo después del bingo. Jugamos al bingo desde 6 casas distintas y de distintos países: Fino en Barcelona, Giorgio y Ani en Barcelona, Agis y su novio en Grecia, Dani (el amigo de Bárbara) y su novio desde Italia, Iñaki desde Barcelona, Eli (hacía siglos que no la veía) que, si no recuerdo mal, vive en las afueras de Barcelona, y yo, que estoy en Berlín.

Me lo paso muy bien jugando al Bingo. Quien lo iba a decir, que estos momentos tan freaks serían de lo más normal.

Cada vez que sale el número 19 y el 40 tenemos que brindar y beber. ¿Por qué con el 19 y el 40?

Los de Grecia brindan con ouzo y raki, los de Italia con Limoncello, alguno de España con vino, yo en Alemania con cerveza. Parece un chiste de esos de “había un francés, un alemán y un portugués...”.

El bingo se alarga (lo del diario ya lo haré mañana) y yo ya me he pasado al vino.

Beni se sienta un rato con nosotros a hablar y tomar algo.

Terminado el bingo, algunos abandonan el chat. Entremedio Grete me ha hecho una video llamada por whatsapp, los del bingo han saludado a Grete. Es casi emocionante.

En la fiesta del bingo ya sólo quedan Fino, Ani y Giorgio, Dani y Juan, y yo. A Juan lo había visto alguna vez hace años, y Dani me suena pero no lo conozco. Ahora ya si, lo he conocido online, y quiero verlo alguna vez en la calle, cuando todo esto termine. Cuando lo vea será algo emocionante, como si nuestra relación, a pesar de corta y superficial, tuviera que valer el doble por habernos conocido dentro de una película de ciencia ficción. Los que quedamos mostramos cómo es nuestra casa, a través de la mala calidad de la pantalla del ordenador. En mi caso es Beni el que enseña la casa, pues yo no estoy en la mía.

Finalmente cuelgo. Nos hemos puesto a jugar a un escape-room y me he rallado, no entiendo de dónde sacan la mitad de las preguntas.

Termino el bingo, termino el vino y termina un día más frente al ordenador, viendo a Sigourney Weaver luchando contra un monstruo asqueroso y gigantesco. Por suerte el nuestro es más pequeño .

Sábado 4 de abril, por Grete Ribé:




Hoy me he levantado y Javi y Nacho ya estaban en el salón. Lucas aún seguía durmiendo, es un dormilón, como mi primo Kirian.

Cuando se ha despertado Lucas hemos desayunado todos juntos, menos Nacho, que ya se había tomado su biberón.

Los fines de semana hacemos brunch es una nueva tradición de estos días raros. Lucas desayuna leche con galletas y Javi y yo una súper tostada con ensalada, salmón y huevo poché.

Al cabo de un rato hemos salido al balcón. Los días que hace buen tiempo vivimos en el balcón.

Hemos intentado hacer un rato de yoga, un rato de acuarelas y un rato de patrulla canina, y entre tantos intentos ya ha llegado el mediodía.

Hemos comido los 4 en el balcón, sí, cuando digo que vivimos en un balcón de 3 metros cuadrados no es una broma, pronto dormiremos allí y todo. 😂

Después de comer Nacho se ha dormido y yo me he ido a tumbar. Javi y Lucas se han quedado en el salón. Normalmente Javi es el que duerme al mediodía, pero hoy yo tenía muy poquita energía a la hora de comer así que me ha tocado a mi descansar.

Por la tarde hemos jugado con coches, y Lucas ha aceptado un reto que le han enviado sus primos de Madrid. Le he puesto dos platos, uno con agua y otro con harina para que se le enganchara toda. Él ha retado a todos sus amigos del cole (me ha sorprendido que se acordara de ellos) y a su prima Alba.

Nacho ha merendado él solito una tostada de pan cortado en trocitos muy pequeños. Está a prendiendo a comer cosas sólidas. Le he puesto en la trona y lo he atado bien, porque el otro día se cayó de la trona… qué susto!

Después, mientras los niños jugaban o estaban por allí, yo he estado en una charla online de aceites esenciales y luego una de cosmética natural. Suerte de los auriculares que me compré en Aliexprés que se conectan por bluetooth, así puedo controlar a los peques y estar con ellos mientras escucho clases online.

A las ocho en punto hemos salido a aplaudir los 4 a la ventana, es nuestra cita con el mundo real y con los vecinos.

Y después de aplaudir ya empieza la ronda de pijamas y preparar cenas. Hemos cenado los 4 juntos a las nueve, mientras hemos hecho una videoconferencia con Anna, que estaba en otra party online; con Sara y Grete petita; y con los hermanos de Javi. Siempre que cenamos hablamos con alguien, es otra tradición extraña de estos días.

Después de cenar, Nacho se ha dormido y le he llevado a la cama, después de sacarle los gomets que Lucas le había enganchado en la casa.

Yo he pintado un poco en acuarela (estoy intentado seguir un reto de acuarela de Instagram), he leído un poco y ahora ya estamos Javi, Lucas y yo en el sofá modo off.

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