La Invitada de Hoy vuelve a ser invitada especial. Hoy le toca el turno a mi hermana mayor: Silvia Taulés nos cuenta cómo le fue el primer paseo con su hija Julia después de muchas semanas sin salir.
Texto abajo: Silvia
Texto arriba: Anna
Domingo 26 de abril
De todos los días de la cuarentena, hoy es el día que me levanto más tarde. Beni se ha levantado un poco antes. Cuando aparezco en su cocina y miro el reloj, se ríe.
Nos tomamos un café y saca un poco de comida. Hace sol y me propone salir a pasear antes de que el sol se vaya. Todavía quedan horas para que el sol se vaya.
Le pregunto que qué es esa tela que tiene encima del taburete, a mi me dio una cosa igual el día de su cumple. Es una mascarilla me aclara. Ah! No lo había entendido. Le regaló su amiga Raja, para él y para mi. Ya tengo mascarilla – la necesito para cuando vaya a trabajar, en metro es obligatorio -. Me quito un pequeño peso de encima, no sabía dónde comprar una, ni me apetecía. No me apetece nada llevar mascarilla. Dicen que si no son súper profis, no sirven de mucho.
Beni se va a limpiar el baño y yo me quedo en la cocina, pensando en los misterios de la vida y otras cosas.
Me acecha la duda de si Beni ha visto a gente, sé qué ha intentado sin éxito ver a un amigo un par de veces. A Raja la habrá visto, si le dio la mascarilla. Me acerco al lavabo para preguntar si ha quedado con Raja, cuando le acabo de hacer la pregunta me siento como un policía, pero no era esa la intención, es que sólo quiero saber si la gente se encuentra con gente. Me explica que su amiga tiene una tienda y que desde la cuarentena vende mascarillas. Le fue a comprar. Volvemos a estar en la cocina charlando. Beni me aclara una duda que, a la vez, me llena de confusión. Me dice que sus amigos no ven a nadie, después de decirme que él tampoco ve a nadie. Le pregunto por Kreuzberg, me dice que eso es como otra ciudad. En Kreuzberg la gente está más relajada, los otros barrios son más alemanes, me dice. Yo pensaba que la cosa estaba más relajada, que ahora se podía ver a más gente. Pienso en Clo, que tampoco vive en Kreuzberg pero esta semana ha empezado a ver a más gente. Y yo ayer fui a ver a mi hermana, ¿hice mal? Vuelvo otra vez a no saber qué tengo que hacer, no sé si puedo ver a más gente o no.
Después de hablar un rato en la cocina, Beni se ducha, después me ducho yo. Nos preparamos para salir.
En nuestra vida paralela, hoy por la noche volvemos de Barcelona a Berlín. Estamos tristes porque se acaba el viaje. El avión, crash, pum, cataplum, se estrella y no llegamos a destino. Gracias, Covid-19, nos has salvado la vida.
Vamos en bici dando un paseo hasta mi casa. Le enseño el camino de cuento que el otro día descubrí. A cada esquina improvisamos y decidimos si vamos por aquí o por allá. Hoy dirijo más yo que él y decido por dónde vamos, cosa poco habitual, pues siempre le cedo a él este papel, por ser berlinés y porque no me gusta decidir.
Antes de llegar a casa compramos un pollo a l’ast. Me acuerdo de la madre Giorgio y pienso que voy a comer un pollo en domingo, pero por la noche, y ya no es lo mismo. Los pollos l’ast hay que comerlos el domingo al mediodía.
Pongo la mesa, Beni se esfuerza en ayudarme a ponerla. Cenamos con un poco de vino, a penas un vaso.
Después de cenar intentamos arreglar Youtube para poder hacer una emisión en directo (esta semana toco online), pero no conseguimos hacerlo funcionar. Sólo me queda probarlo otro día con su ordenador. Espero que entonces funcione, si no, no podré tocar. Me va a dar mucha rabia si no lo consigo, porque de aquí a que pueda volver a tocar en un concierto no sé cuánto tiempo va a pasar. Seguramente habrá que esperar a que encuentren la vacuna. Pienso que más vale no pensar en esas cosas, así que me centro en pensar en mi mala suerte con la tecnología. Y que si no se puede, pues no se puede.
Nos ponemos una peli antes de dormir. Bienvenido Mr. Chance, protagonizada por Peter Sellers. Shirley Maclaine también tiene un papel importante en la película. Beni está convencido de que cuando hicieron Forest Gump se inspiraron en esta película. Y la verdad es que el argumento es prácticamente el mismo.
Me cuesta conciliar el sueño y mañana tengo que estar a las 9:30 en el dentista, para acabar mi tratamiento, el que dejé a medias a principios de la cuarentena. Qué palo.
Domingo 26 de abril, por Silvia Taulés:
Me he levantado a las 11, tarde para mí, porque ayer por la noche Sergio y yo estuvimos bebiendo y charlando. Me he levantado, decía, y he hecho pancakes porque Julia me ha recordado que se lo había prometido. Hemos desayunado casi a las 12. Esto de los horarios se nos ha descontrolado, no sé cómo lo haremos cuando tengamos que madrugar.
Hoy era el primer día que Julia podía salir y nos han llamado los padres de Claudia, amiga de Julia, que viven cerca del Camp Nou. Somos muy amigos todos y hemos quedado en cruzarnos por la calle, como quien no quiere la cosa. Julia ha tenido días muy duros porque es hija única y ha estado semanas en las que no ha visto a ningún niño y eso le pesaba en el ánimo. Ver a nuestros amigos ha sido como darle medicina. Claudia y Julia bailaban juntas, separadas por más de un metro. Era bonito y triste a la vez. Hemos estado charlando un buen rato y hemos vuelto a casa. En la calle nos hemos encontrado a más amigos y Julia corría con ellos con su patinete.
Al llegar a casa se ha puesto a llorar, maldice cada día al "chino que se comió un murciélago, no es justo". Bueno, no es la única, creo. Esas reflexiones de Julia me pesan porque no pudimos darle un hermano, y me hacen sentir muy culpable. Es cruel este encierro. He entrado en Twitter y había decenas de fotos y mensajes de gente enfadada. Me han dado pena. Criticaban a los padres y hasta hablaban de retirar custodias. Twitter es como conducir, saca lo peor de uno mismo. Pero aquí es público y muchos se retratan. Me ha dado rabia y me he tenido que contener para no mandarlos a la mierda. Al final he preguntado a los balconnazis si me daban el carné de madre. Putos.
Hemos comido y he visto una peli de Antena3 de esas horribles que me encantan. Suelo dormirme siempre con estas películas pero desde que estamos encerrados he sido incapaz de hacer la siesta. Duermo muy mal, la hora de meterme en la cama me da ansiedad. Con lo bien que había dormido yo de joven. Ahora para dormir tomo dormidina, antes tomaba pastillas naturales, de hierbas y melatonina, pero son ineficaces estos días.
Después de ver la peli hemos hecho unos trabajos en mi ordenador y al acabar hemos bajado al jardín, por primera vez también. Vivimos en una comunidad de muchísimos vecinos, con un jardín enorme, dos piscinas y canchas de fútbol y basket. Nos hemos organizado por escaleras y Julia no coincide con sus amigas, solo con Jan, su amigo. Al principio le ha dado vergüenza pero al final han jugado juntos a pasarse el balón. Ha sido espectacular. Cada día a las 20, salen todos los vecinos a aplaudir y uno, Marc el dj, pone música. Empieza siempre con No Surrender (creo) de Bruce Springsteen (no quiero volver a oír esa canción en mi vida) y luego pone dos temas más a su elección. Si hay cumpleaños, dedica la canción y hasta le hacen peticiones en un chat de vecinos donde somos más de 130 personas. Hemos aplaudido y bailado en el jardín, además de saludar a decenas de amigos que nos llamaban desde sus terrazas. Primos, tíos, abuelita, amigos… emocionante.
Cena y serie. Estamos con Stranger Things, en la tercera temporada, que se me hace pesada. Mucho monstruo. A mí las cosas de miedo no me gustan y creo que esta serie ha contribuido también a mi insomnio. A ver si acabamos y retomamos Better Call Saul, que me gusta muchísimo.
No he hecho deporte por primera vez en muchos días. Parece que vuelve la normalidad poco a poco pero estoy hasta las narices de hacer jumpin jacks. Me he dormido rápido por suerte (y he soñado que cenaba con Rafa Nadal y Roger Federer). En fin.
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