La Invitada de Hoy es Isabel Margarita, que nos cuenta las diferencias que hay entre estar de cuarentena y estar de cuarentena. Con ustedes, desde Wedding, Isa.
Texto abajo: Isa
Texto arriba: Anna
Viernes 1 de mayo
Me despierto pensando en todas las cosas que tengo que hacer. Hoy toco en directo (por Internet) y me gustaría ensayar una vez más, tengo que hacer una prueba de vídeo con Marc y Beni tiene que llegar pronto para ayudarme a conectar el Internet de mi teléfono al de mi ordenador, ya que la conexión de mi casa va muy lenta.
Para desayunar tomo un café, no más, no me quiero poner más nerviosa de la cuenta. Después del desayuno hago promo del concierto (esta parte es la más tostón). Hago la prueba de vídeo con Marc.
Llega Beni, vamos a dar un paseo por aquí, quiero salir a la calle, que me de el aire. Hoy no cuelgo nada del diario de cuarentena, ni adelantaré los deberes de la escuela, ni leeré las noticias.
Damos un paseo con Beni. Al poco rato volvemos a casa, no queda mucho para que empiece el concierto y me gustaría comer algo (no mucho) antes.
Un aperitivo antes del concierto, con berberechos, navajas, jamón, vino…. Todo listo para actuar, ya es casi la hora.
Hablo con Marc por whatsapp, me desea suerte. Pongo en marcha el vídeo y me aparto para que no se me vea, todavía quedan 2 minutos para las ocho. Beni y yo estamos escondidos fuera del ángulo de pantalla y hablamos en voz baja. Hablo con algunos amigos por un chat de whatsapp, me dicen que están viendo una parte de mi habitación. Qué emoción. Por fin salgo y toco. Beni me ve desde la cama y me aplaude. Voy hablando a veces por whatsapp, me lío, no sé si se ve bien o no, no me siento muy segura porque no tengo el feedback de cuando tocas en una sala: aplausos, risas o tomates.
Me lo paso bien tocando, aunque me siento muy frustrada porque la tecnología nunca está de mi parte. La imagen se colgaba, pero me han dicho que el sonido, impecable.
Por si acaso, por si los tiempos de corona se alargan más de lo debido y hacer conciertos online se convierte en el pan de cada día, la semana que viene me cambio los datos de Internet de mi casa y contrato la tarifa con la más alta velocidad, que ni Speedy Gonzales.
Viernes 1 de mayo, por Isabel Margarita:
He estado siguiendo este diario y disfrutando de los relatos. Feliz de que Ana me haya dejado cooperar. Estos tiempos de corona virus la verdad no han sido distintos a los meses que han venido desde octubre en casa. Desde los 7 meses de embarazo no salía mucho porque me cansaba. Después de dar a luz la verdad me ha sido conveniente porque siento que no me he perdido muchas cosas. Esto me permite estar tranquila, no echar de menos mi vida viciosa y movida. En estos días mi rutina consiste en enfocarme en mi bebé y verla crecer. Todos los días son distintos, y todos los días aprendo algo nuevo de ella y de mí.
Hoy madrugué como todos los días. Me levanté dos veces en la noche para amamantar, y cambiar el pañal. Stefan prepara desayuno, comemos, y luego se va de paseo con Margarita. Durante este rato de pequeña libertad, puedo hacer cosas que me hacen feliz por el momento como: tomar una ducha. Luego de eso trato de desconectarme un poco leyendo, y ordeno superficialmente. Llega Margarita y jugamos, escuchamos 31 minutos y le muestro a Stefan capítulos que veía cuando era adolescente. Cocino algo rápido y pseudonutritivo: tallarines con palta, tomate, queso Parmeggiano y huevo frito. Mientras cocino, Stefan canta canciones en alemán junto a Margarita. A ella le gustan y se queda dormida en brazos de papá. Pero, como suele hacer, despierta a los minutos. Comemos y ella llora porque tiene sueño. Termina rápido el almuerzo y la llevo al dormitorio para que se pueda dormir tomando leche. Ponemos Clair de Lune de Debussy y poco a poco se queda dormida en mis brazos.
Hoy tomamos siesta, y nos quedamos dormidos todos! Me levanto y son más de las 20:00. Me acuerdo que Ana haría un Streaming y lo pongo. Escuchamos todos sus canciones que nos han gustado mucho. Seguimos viendo el festival, también nos ha gustado mucho Evripidis and his tragedies, es bailable, ochentero y nuestra onda. Vemos al siguiente artista, pero es muy plano y sin alma, así que nos desconectamos. Ya es tarde y Margarita ha estado despierta mucho rato. Vuelvo a hacerla dormir con la misma melodía de Debussy. Ha caído. Me preparo para dormir ya que cuando ella duerme lo hago también yo. Se acaba el día y mañana sigue la misma rutina. Esta repetición constante me parece muy rara. Trato de hacer mi vida lo más normal que se pueda. Después de todo, creo que tendremos que aprender a convivir con este virus así como lo hemos hecho con otros. Será una historia interesante para contar a Margarita dentro de unos años más. Sólo me gustaría que mis familiares y gente que quiero pudiera verla crecer como yo. Espero que viajar pueda ser una posibilidad más adelante porque me siento muy estancada en este mismo departamento, distrito, y ciudad.
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