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CUARENTA Y OCHO

La Invitada de Hoy es Berta Queralt, una catalana berlinesa que se ha quedado confinada en el culo del mundo, en una casa de campo en Cataluña, en el mismo lugar que Arantza, su mujer, que también participó en este diario de cuarentena. Berta ha hecho un diario en imágenes con niños que lloran.

Fotos: Berta

Texto: Anna



Domingo 3 de mayo

Hoy es el día de la madre. En el whatsapp de mi familia (no sé por qué, pero no me gusta este término “whatsapp de familia”) mi hermana mayor dice que los irán a visitar de aquí poco, con cuidado claro, manteniendo la distancia y las formas. Siento envidia.

Le he dicho a Mireia de ir a tomar un café mañana al mediodía, también le he recordado que es el día de la madre. Mireia y yo somos amigas desde que teníamos 14 y 15 años respectivamente. Me invade una sensación de nostalgia repentina, quiero ver a Mireia porque Mireia es como mi familia, es de esas amigas/hermanas, con todo lo que comporta, lo bueno y lo malo también, lo malo también.

Mireia acepta la invitación. Hemos quedado en Alexanderplatz, nos reímos porque Alexanderplatz se ha convertido en nuestro lugar de encuentro, por ser el punto medio entre su casa y la mía, y porque creo que somos de los pocos seres del mundo a quienes les gusta Alexanderplatz. Quedar en Alexanderplatz sería como quedar en Canaletas y luego sentarse en un banco de plaza Catalunya y, si queremos tomar café, nos vamos al Corte Inglés. A veces vamos al Alexa, el centro comercial de allí. Somos unas frikis.

Me hace mucha ilusión tomarme un café al mediodía con ella mañana.

Esta tarde he salido a pasear en bici, después he vuelto para ver los conciertos del festival streaming en el que toqué, el Uñas y dientes. Algunos conciertos no los he podido ver, ha habido algunos problemas técnicos y mi ordenador tampoco está muy fino.

Quizá hoy hubiera sido un buen día para ver a alguien, pero tenía la intención de hacer el trabajo de la escuela. Este dolor de cabeza que dura tres días y que ya empieza a ser demasiado habitual me lo a impedido.

Para contrarrestar este malestar, una buena noticia: la abuela de Giorgio, Fina, vuelve a estar en la residencia. Qué descanso. Ojalá Giorgio pueda verla pronto. Lo de que los enfermos graves no tengan que estar solos me parece inhumano, pero claro, la situación es la que es. Ni idea de cómo se podría hacer mejor. Por algo no soy presidente de un país.

He hecho una canción, me parece que no me gusta. Santi R. me ha preguntado si voy a estar enfadada con él hasta el 2020. 2020, él y sus bromas raras que sólo entiende él. Me da envidia la gente que nunca se enfada. Eso no hay yoga ni meditación que lo cure.

Hoy no puedo escribir más.



Domingo 3 de mayo, por Berta Queralt:


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