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Anna TV

CUARENTA

La Invitada de Hoy es una invitada especial, es mi hermana Maria del Mar Taulés, Tita para la familia (y para mis amigos), Mar para sus amigos. Mi hermana mediana nos relata el sábado 25 de abril.

Texto abajo: Maria del Mar

Texto arriba: Anna.


Sábado 25 de abril


Hoy hace un día gris y fresco, me gustan estos días, sobre todo si es sábado. Estoy de buen humor, qué tontería que afecte a mi humor el día de la semana cuando no tengo que ir a trabajar.

Tendría que adelantar con el trabajo de la escuela, no me apetece nada. Saldré a la calle porque mi cabeza necesita aire libre.

Me decido por ir a ver a mis sobrinos, a mi hermana y a su novio. Ellos formarán parte del círculo de gente a quien veré estos días. Mi familia está en el primer puesto, por supuesto.

Me da pereza bajar a Kreuzberg en bici. Le pregunto a Beni que qué hace, a ver si cuela y me lleva en coche. No cuela. Está en una tienda de colchones, me gustaría acompañarle a mirar colchones, en mi vida he ido a mirar colchones, y aun menos con la persona que es mi pareja. Me dice que ya se ha hartado de mirar colchones.

Me subo a la bici dispuesta a ir a Kreuzberg, mi hermana me ha dicho que está en casa.

No he conseguido que Beni me lleve en coche (tampoco se lo he preguntado directamente). Mi bici es una carraca, pero va bien.

Por fin llego a casa de mi hermana. Me contesta una voz al interfono que no reconozco. Es Thilo! Me da la sensación de que a mi sobrino se le nota por la voz que ha crecido.

Me abre la puerta de arriba Thilo, cuando lo voy a abrazar me ordena que me lave las manos antes de hacerlo. Mi hermana comenta “qué alemán me ha salido”. Abrazo a todo el mundo. Se me hace muy raro. Mi hermana me parece delgadita, delgadita.

A Leon todavía no lo había visto andar. Se pone contento cuando me ve, mi hermana me dice que Leon siempre es muy tímido y que conmigo, no. Será que sabe que soy de la familia? Leon me persigue con un libro para que se lo lea. Mi hermana me explica que se pasa el día así, persiguiéndola para que le lea el libro. Leer el libro consiste en señalar los animales y hacer el gesto del animal, gestos que no sé cómo hacer, porque son algo distintos a como yo los hago normalmente. Leon y Thilo me aclaran cómo son estos gestos que tengo que hacer.

Luego vamos al salón. Aun no había visto la casa renovada, mucho mejor así. Tenía ganas de verla. Mi hermana y yo le enseñamos a Thilo el rap que me han hecho mis amigos por mi cumpleaños.

Le pregunto a mi hermana a cuánta gente ve. Me parecen un montón, pero tiene razón ella, se pueden contar con los dedos de una mano.

Llaman al timbre ¿quién es? Teo, Georgina y Andrés, que vienen a cenar. Joder, eso se avisa. Me voy, me rallo. Quiero ser yo la que seleccione con quién tengo contacto cercano. Me los encuentro en el patio de abajo, charlamos por supuesto sobre la situación, mantengo la distancia. Georgina dice que hay que tomarlo con filosofía y Andrés, que hay que tomarlo relajado. Así es, también lo pienso yo. Aunque me parece difícil tomarlo así. Nunca tengo ni idea de qué es lo correcto y lo no correcto, si es que hay algo correcto y algo no correcto.

No he visto a Raquel (vecina), pensaba que la vería, la incluía en el pack de la casa.

Miro el reloj al salir, sólo he estado allí una hora y media, me parece como si hubieran pasado 4 horas. El tiempo corre distinto cuando se hacen cosas.

De camino a casa llamo a Beni un par de veces, paso cerca de su casa y quiero pasear, y habíamos quedado para cenar. No contesta. Estoy segura de que está durmiendo. Me voy a casa, cuelgo el diario de hoy en Internet.

Son las nueve y Beni sigue sin contestar. Me voy a su casa. Me abre. Se había quedado dormido. Lo que sospechaba. Me enfado y me desenfado. Y después del enfado me viene un súper bajón; creo que tengo demasiadas horas para pensar, por lo que no hago más que replantearme mi vida constantemente, olvidando que no debería darle mucho crédito a mis actuales pensamiento, pues la situación es extraña, lo que hace que mi estado de ánimo sea extraño también.

Nada que no se pueda mejorar con vino y música. En la radio suena esa canción que a mi madre le daba tanta tirria cuando estaba embarazada de mi hermana mayor. La buscamos en Google: Gillvert O’Sulivan, ‘alone again’. Quiero hacer una canción como esta. Decidido, intentaré hacer una canción como esta. Intentaré.

Sábado 25 de abril, por Maria del Mar Taulés:

Me levanto tarde, como todos los días, Leon me despierta. Es sábado. Podría ser martes o lunes. Todos los días son iguales. Hablamos de recuperar algo de rutina, por los niños, pero es imposible, estamos cansados y casi no tenemos tiempo para nosotros. Para mi.

Salimos con Thilo y León al parque y nos juntamos con Timor, hace muchísimo que no se ven pero parece que no hubiera pasado el tiempo, se ponen a jugar, así como los perros, sin preguntar ni explicar nada. Sobre las 15:00 me escribe Anna: “Tita, què fas?” Pienso que ojalá tenga pensado venir a visitarnos, tengo muchas ganas de verla y estar con ella y Thilo la menciona mucho, creo que también la echa de menos. Al cabo de un rato decidimos irnos y Ayse, la madre de Timor, dice que la próxima vez podríamos hacer un picnic, que hará cuscús. Genial, yo haré tortilla. Es simpática, aunque está un poco loquita. De camino a casa Anna escribe de nuevo. Vuelve a preguntar: “Estàs a casa?” Ojalá nos haga una visita, pienso. Tengo muchas ganas de verla. Finalmente llegamos a casa y discuto con Seba por una chorrada. Me dice que estoy insoportable. Siempre me dice lo mismo “estás insoportable”. Pienso que él en realidad piensa que SOY insoportable pero no se anima a confirmárselo a sí mismo. Chateo con mis amigas de Barcelona por el motivo de discusión con Seba y me río mucho, hacía mucho que no me reía tanto con ellas. Ahora te puedes reír con alguien por Internet, de esta forma tan rara. Finalmente llega Anna, bieeeeeen! Thilo se emociona pero cuando la ve lo primero que le dice es que se lave las manos. Que alemán, pienso, qué raro tener un hijo alemán. Leon no se muestra nada tímido a pesar de que hace muchísimo que no se ven. Será el olor, o los genes, o yo qué sé. Charlamos de muchas cosas, tenemos mucho que contarnos a pesar de las semanas de encierro. Al poco rato suena el timbre. Anna me mira desconcertada. Le digo que son Georgina y Andrés, que vienen a cenar. Se enfada. Mierda. Tiene razón, debería haberla avisado. Demasiada gente en la misma habitación. Le pido perdón y me siento culpable. Qué poco respeto. Se va pitando. Para arreglarlo le digo que la próxima vez vamos a ir nosotros a visitarla a su barrio. Se va. Al momento llegan Teo, Georgina y Andrés. Qué bueno recuperar las antiguas tradiciones a pesar del virus. Es raro, desde el encierro a penas me junto con gente. Somos muy prudentes y justo hoy parece que fuera todo normal. Un sábado cualquiera. Comemos pizza, charlamos, bebemos sin parar hasta terminar todos borrachos. Es divertido. Antes de meterme en la cama me tomo un parecetamol, me duelen los dientes. Mañana tendré resaca, espero que Leon no se levante muy temprano.

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